Argentina, "casta", crisis de representación (y Milei)
En 2023, Argentina vivió un sacudón político inesperado cuando Javier Milei, el economista sin filtro, rompió con la tradición y se convirtió en presidente. Con su estilo irreverente y su discurso anti-establishment, Milei captó el descontento de los argentinos y dejó atrás a los pesos pesados de la política. Su ascenso meteórico no solo cambió el mapa político, sino que también dejó una pregunta en el aire: ¿estamos frente a una nueva era en la política argentina?
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Uno de los desafíos actuales de la política argentina, especialmente para los políticos tradicionales, son los crecientes cuestionamientos hacia el sistema político y el auge del sentimiento anti-establishment, promovido por figuras sin trayectoria política, comúnmente denominados "outsiders". Estos actores generan interrogantes sobre si estamos ante una crisis de representación en los partidos políticos tradicionales de la democracia argentina, y por qué. La llegada de Javier Milei al Congreso como diputado por la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones de 2021 y su posterior elección como presidente en 2023 ejemplifican este dilema, demostrando cómo la sociedad argentina ha utilizado el sistema democrático para expresar su descontento con los políticos convencionales.
La democracia argentina, juego de trayectorias
El 30 de octubre de 1983, Argentina restauró su democracia, volviendo a las urnas para expresar su voluntad y elegir a sus representantes. El Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical, fue el primer presidente electo tras el regreso a la democracia. Desde entonces, seis presidentes más fueron elegidos democráticamente: Carlos Saúl Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Todos ellos habían tenido experiencia previa en política antes de asumir la presidencia, ya sea como gobernadores, en el caso de Menem, Kirchner y Fernández, como Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el caso de Macri, o como legisladores nacionales, como Cristina Kirchner. Así, hasta 2023, todos los presidentes argentinos habían acumulado una trayectoria en la política antes de llegar al sillón de Rivadavia.
Sin embargo, en 2023, año en que se eligió al nuevo presidente de la República Argentina, se percibió un panorama político diferente y un cambio en la opinión pública hacia la política. Durante los últimos años, la política argentina había estado dominada por la dicotomía entre el kirchnerismo y el PRO, pero la aparición y crecimiento de la figura de Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, cambió el escenario. Milei comenzó su carrera política como diputado nacional en 2021, y rápidamente su imagen creció, como lo demuestran encuestas previas a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), donde superaba a figuras políticas tradicionales como Cristina Fernández de Kirchner, Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa.
La victoria de Milei en las PASO, su segundo lugar en las elecciones generales y su posterior triunfo en el balotaje contra Sergio Massa, con una diferencia de diez puntos, reflejan una demanda de cambio por parte de la sociedad argentina. Esta votación mostró a una población cansada de la inestabilidad del país, que decidió usar el sistema democrático para modificar el orden político dominante y expresar su frustración con los políticos tradicionales.
Gustar, ganar, ¿gobernar?
La sociedad argentina eligió a un candidato sin experiencia previa en el sector público, que representaba incertidumbre sobre el futuro del país, pero que al mismo tiempo era visto como una oportunidad de cambio y renovación. La pregunta ahora es: ¿cómo llegó Argentina a este punto, donde por primera vez en su historia, un presidente sin experiencia de gestión previa accede al poder?