BRICS: Entre el sueño de la unidad y los desafíos de la diversidad

El sistema internacional ha sido testigo del surgimiento de nuevos actores que desafían las estructuras de poder tradicionales. El BRICS, que comprende a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se destaca como un bloque que simboliza la capacidad del Sur Global para reconfigurar las dinámicas económicas y políticas a nivel mundial. No obstante, esta coalición, que aparenta estar unida, se enfrenta a conflictos internos que ponen en duda su habilidad para funcionar como un auténtico impulsor de la transformación.

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Marina Soto

12/12/20242 min read

El sistema internacional ha sido testigo del surgimiento de nuevos actores que desafían las estructuras de poder tradicionales. El BRICS, que comprende a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se destaca como un bloque que simboliza la capacidad del Sur Global para reconfigurar las dinámicas económicas y políticas a nivel mundial. No obstante, esta coalición, que aparenta estar unida, se enfrenta a conflictos internos que ponen en duda su habilidad para funcionar como un auténtico impulsor de la transformación.

Diversidad como fortaleza y desafío

El BRICS se ha presentado como una plataforma para la cooperación entre economías emergentes, con el objetivo de robustecer las relaciones horizontales. Esta alianza busca superar la dependencia tradicional de los países del Sur respecto a las potencias del Norte, promoviendo mayor autonomía y equidad. Sin embargo, las diferencias en sus sistemas políticos, niveles de desarrollo económico y prioridades nacionales plantean un desafío constante.

China y Rusia, con su fuerte influencia global y sistemas autoritarios, contrastan con Brasil, India y Sudáfrica, que, aunque enfrentan contextos más vulnerables, se destacan por tener democracias más consolidadas. Estas diferencias complican la formulación de políticas conjuntas y generan tensiones internas que dificultan que el bloque actúe de manera conjunta.

Logros importantes con limitaciones

A lo largo de los años, el BRICS ha conseguido avances significativos. Instituciones como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD BRICS) y el aumento del comercio intrabloque han demostrado que la cooperación Sur-Sur puede ofrecer alternativas viables al modelo tradicional. Sin embargo, estas iniciativas también evidencian las asimetrías a su interior.

La falta de cohesión se hizo evidente durante la pandemia, donde las respuestas fragmentadas reflejaron las desigualdades estructurales entre sus miembros. Este contexto puso en jaque la capacidad del grupo para proyectar unidad y liderazgo frente a crisis globales, debilitando su imagen como un “todo” sólido.

Un futuro en construcción

El BRICS enfrenta el desafío de consolidarse en un mundo que avanza hacia una multipolaridad compleja. Su éxito dependerá de su capacidad para equilibrar los intereses nacionales con una agenda colectiva que refuerce su legitimidad en la escena internacional. Esto requerirá esfuerzos para superar rivalidades internas y aprovechar sus fortalezas compartidas.

El futuro de la coalición será decisivo no solamente para sus miembros, sino también para el Sur Global en su conjunto. En su camino hacia una mayor influencia global, deberá demostrar que la cooperación entre economías emergentes no es solo una aspiración, sino una realidad tangible que puede transformar el orden internacional.