Cachemira: el conflicto entre India y Pakistán

Cachemira concentra tensiones históricas, identitarias y geopolíticas que involucran a tres potencias nucleares: India, Pakistán y China. Victoria Farina explora el origen del conflicto, el valor estratégico del territorio por su ubicación y sus recursos hídricos, y cómo el cambio climático agrava un delicado equilibrio. Un análisis sobre por qué Cachemira sigue siendo uno de los puntos más peligrosos del mundo y cómo la cooperación climática podría ser clave para evitar una escalada.

POLÍTICA INTERNACIONALDESTACADOS

Victoria Farina

7/14/20253 min read

Raíces históricas

El conflicto entre India y Pakistán tiene sus orígenes en sus respectivas independencias (1947) y en el surgimiento de la República Popular China (1949). Tras la disolución del Imperio británico, la India presentaba una mayoría hindú concentrada en el sur, centro y norte, mientras que la población musulmana se ubicaba principalmente en el noroeste y noreste, junto con otras minorías étnicas. Esta distribución religiosa llevó a la partición del territorio en dos Estados: India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana.

El caso de Cachemira presentaba una gran complejidad debido a su contexto socio-político: era un territorio de mayoría musulmana gobernado por un líder hindú, Hari Singh. Ese mismo año, Pakistán apoyó a grupos tribales que intentaron tomar el control de la región por la fuerza. Ante esta situación, el gobernador del principado de Jammu y Cachemira firmó en octubre un instrumento denominado “Instrument of Accession”, mediante el cual solicitó apoyo militar y la adhesión a India. Este episodio desató la primera Guerra Indo-Pakistaní (1947-49).

La intervención de la ONU permitió alcanzar un alto el fuego y estableció una Línea de Control que dividió el territorio: el 55% quedó bajo administración india, el 35% para Pakistán y el 10% para China. Sin embargo, el conflicto no terminó allí. En las décadas siguientes, India y Pakistán se enfrentaron en tres guerras más.

Más recientemente, en abril de 2025, un atentado en Cachemira dejó varios muertos. India responsabilizó a Pakistán por albergar a los militantes implicados, pero Pakistán negó cualquier participación. India respondió degradando las relaciones diplomáticas y cerrando sus fronteras, a lo que Pakistán replicó con medidas similares. A pesar de varios días de escalada, en mayo se logró establecer un alto el fuego con mediación de Estados Unidos.

Valor estratégico

La importancia geopolítica de Cachemira radica en su ubicación estratégica entre India, Pakistán y China, en el cruce de Asia del Sur, Central y Medio Oriente. Esto la convierte en un punto clave para corredores comerciales terrestres y marítimos. Además, es fundamental por sus recursos hídricos, dado que en ella nacen varios ríos como el Indo, vitales para la seguridad alimentaria, sanitaria y energética de India y Pakistán.

Para India, la región simboliza su compromiso con la identidad secular y la integridad territorial, además de abrirle la posibilidad de un mayor acceso terrestre a Asia Central y Europa. Para Pakistán, forma parte de su narrativa como Estado de mayoría musulmana y es esencial para el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). Por su parte, China, aunque no es un actor directo en el conflicto, observa con atención la estabilidad de la región dado que afecta algunos de sus intereses clave.

Por consiguiente, Cachemira se ha convertido en una de las regiones más militarizadas del mundo, lo que la convierte en un espacio de riesgo permanente.

Amenaza del cambio climático

En 1960, India y Pakistán firmaron el Tratado de Aguas del Indo, que regula el reparto del agua de los principales ríos que atraviesan ambos países. Sin embargo, este acuerdo enfrenta desafíos debido a los efectos del cambio climático en la cuenca del Indo, especialmente en la región del Himalaya. Se han alterado los patrones de precipitación y el comportamiento de los glaciares que alimentan los ríos, generando que las bases del tratado queden desactualizadas, ya que la variabilidad en los caudales complica su gestión tradicional.

Numerosos expertos proponen actualizar el tratado incorporando el intercambio de datos sobre caudales, glaciares y calidad del agua, además de establecer revisiones periódicas que permitan adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Estas recomendaciones cobran aún más urgencia luego de que India suspendiera su aplicación práctica durante la última escalada de tensiones. El riesgo de un conflicto por el agua entre dos potencias nucleares subraya la necesidad de modernizar el acuerdo y fomentar la cooperación basada en la ciencia, para evitar crisis mayores en el futuro.