Diplomacia verde: ¿cooperación o competencia en la transición energética?
La transición energética global está generando nuevas dinámicas en la política internacional. El aumento exponencial en los niveles de gases de efecto invernadero impulsó a adoptar soluciones de energías más renovables. La búsqueda de fuentes sostenibles ha redefinido las alianzas estratégicas mientras que, la dependencia en recursos fósiles, suscita álgidas tensiones geopolíticas.
AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLEPOLÍTICA INTERNACIONALDESTACADOS


La transición energética global está generando nuevas dinámicas en la política internacional. El aumento exponencial en los niveles de gases de efecto invernadero impulsó a adoptar soluciones de energías más renovables. La búsqueda de fuentes sostenibles ha redefinido las alianzas estratégicas mientras que, la dependencia en recursos fósiles, suscita álgidas tensiones geopolíticas.
Nuevas alianzas en los pactos verdes
El ascenso de las energías renovables ha diversificado el sector energético en actores no estatales. En el pasado, los grandes productores de petróleo y gas dominaban la geopolítica, actualmente el liderazgo está disputado entre los países que logran innovar con “tecnología verde” y pueden asegurarse el acceso a estas fuentes de suministro.
Entre los acuerdos multilaterales que buscan desacelerar el uso y la dependencia en recursos fósiles, podemos destacar el “European Green Deal”, liderado por la Unión Europea para convertir al bloque en el primer continente completamente neutro para 2050. Otro ejemplo clave, es la iniciativa del “International Solar Agreement” por India y Francia que promueve el desarrollo de energía solar en países tropicales.
Según Goldthau, Keim y Westphal, el poder energético ha cambiado su área de influencia desde las políticas tradicionales al control del flujo de bienes, conocimientos, capital e información. Estos acuerdos han intensificado el uso de energías limpias pero a su vez, ha desatado competencia por la atracción de inversiones. En línea con Joseph Nye, la diplomacia energética permite establecer mecanismos de cooperación sin tener que recurrir a la agresión o al conflicto (hard power).
Tensiones del viejo orden
A pesar del avance en energías renovables, los combustibles fósiles siguen siendo epicentro de conflictividad en el panorama internacional. En palabras de Mearsheimer, los estados siguen actuando por la lógica realista de maximizar poder a expensas de sus adversarios.
Los recursos energéticos son objeto de securitización porque los estados lo identifican como un tema de seguridad nacional que requiere el control y la toma de medidas para su protección. En palabras de Sotomayor, existe el riesgo de imponer un marco de referencia sobre temas que no son de índole ambiental.
El caso de Rusia y su influencia en Europa a través del gas natural, es un caso característico. La guerra en Ucrania dejó en evidencia que los recursos fósiles estaban siendo utilizados como herramientas de presión, como consecuencia de la crisis energética. La securitización del gas como una cuestión geopolítica y de seguridad, ha llevado a justificar la imposición de medidas excepcionales como la reducción de la demanda energética o el impulso de alianzas para garantizar el acceso a fuentes alternativas de energía, como el GNL, por fuera de Rusia.
Por otro lado, las tensiones en el Mar de China Meridional comprende tanto el valor en los hidrocarburos, como la vía de comunicación marítima más importante a nivel mundial, que conecta con las economías asiáticas más avanzadas. La estrategia china de expansión marítima responde a la necesidad de garantizar su seguridad energética en un contexto de disputa constante con Occidente.
Perspectivas a futuro y desafíos
La transición energética no solo genera un cambio en la economía global, sino también, en mecanismos de poder y control en las relaciones internacionales. En un mundo con mayor interdependencia, los conflictos involucran a mayor cantidad de actores que poseen intereses heterogéneos. No obstante, este cambio también conlleva desafíos. La dependencia de minerales estratégicos puede reproducir dinámicas de explotación en aquellos estados ricos con recursos naturales como América Látina y África. Asimismo, la falta de infraestructura para energías limpias profundiza las desigualdades sectoriales en países emergentes. En este sentido, Freeman sugiere que, la energía renovable puede reducir los conflictos con el petróleo pero conducir a potenciales disputas comerciales.
Equilibrio entre tensión y cooperación
La diplomacia energética está transitando un punto de inflexión en el sistema internacional. Por un lado, la expansión de las energías renovables están rediseñando las alianzas e influencias estratégicas. En otro sentido, estas fuentes de suministro alternativas ponen en tela de juicio la estabilidad de este orden globalizado.
El desafío de los Estados radica en encontrar el equilibrio para transitar hacia energías más renovables sin socavar el compromiso de la seguridad energética ni provocar vulnerabilidades. El éxito en la transición hacia una economía más sostenible estará sujeta a la cooperación que tengan los países para gestionar estos recursos críticos y mitigar los riesgos de una economía industrializada.