El conflicto no pasa de moda
Los acontecimientos ocurridos en la esfera internacional en los últimos años han demostrado que la crisis y los enfrentamientos directos entre los Estados siguen dominando el mundo de las relaciones internacionales. Desde el fracturado y vulnerable Sahel, atravesando el inestable Medio Oriente, pasando por Rusia y Ucrania, hasta llegar al indescifrable Sudeste Asiático y las constantes tensiones entre China y Taiwán. En este artículo se intentará exponer y analizar brevemente y a grandes rasgos los principales focos de conflicto en la arena internacional de la actualidad.
POLÍTICA INTERNACIONALDESTACADOS


Los acontecimientos ocurridos en la esfera internacional en los últimos años han demostrado que la crisis y los enfrentamientos directos entre los Estados siguen dominando el mundo de las relaciones internacionales. Desde el fracturado y vulnerable Sahel, atravesando el inestable Medio Oriente, pasando por Rusia y Ucrania, hasta llegar al indescifrable Sudeste Asiático y las constantes tensiones entre China y Taiwán. En este artículo se intentará exponer y analizar brevemente y a grandes rasgos los principales focos de conflicto en la arena internacional de la actualidad.
El conflicto sigue vigente
El sistema internacional actual se caracteriza por la consolidación del conflicto como rector de las relaciones entre los Estados: el mundo se ha vuelto un lugar más violento e inseguro, donde la amenaza de un conflicto bélico a gran escala a vuelto a ser protagonista, llevando a las grandes potencias a aumentar con intensidad sus gastos en defensa y, por consiguiente, la tensión entre ellas.
El denominador común de los enfrentamientos actuales es la disputa territorial cargada de contenidos históricos, culturales y políticos, seguida de tensiones geopolíticas regionales y globales en donde múltiples intereses de poderosos países se ven afectados. Todo esto ha guiado a las naciones a optar por la vía bélica, en algunos casos, o por el camino de la disuasión, en otros. A continuación, se describirán cuatro puntos geográficos que resultan los principales escenarios conflictivos del sistema internacional de nuestros días.
El Sahel: una región desplazada
Este lugar olvidado por la comunidad internacional es una de las regiones más inestables del mundo. En términos geográficos, el Sahel es una zona semiárida que recorre de oeste a este la parte norte del continente africano, extendiéndose desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo. Limita al norte con el reconocido desierto del Sáhara y al sur con la sabana sudanesa, siendo una especie de transición entre ambos biomas típicos de África.
La región abarca diez países que se encuentran inmersos en un círculo vicioso de inseguridad, violencia, subdesarrollo, dependencia y luchas internas que hacen de cada uno Estados muy débiles. Desde Senegal hasta Etiopía, atravesando parte de Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, la emergente Nigeria, Chad, Sudán y Eritrea.
El Sahel es una región clave para la seguridad regional del continente africano y para Europa: las crisis y enfrentamientos que se viven en este lugar alimentan la inestabilidad en toda la costa mediterránea. Diversos grupos terroristas, algunos vinculados a la ideología islámica, han motivado la proliferación de movimientos armados que, sumado al enfrentamiento de intereses estratégicos que las grandes potencias tienen en esta parte del globo, han convertido a esta región africana en un polvorín geopolítico.
Medio Oriente: guerra sin fin
El pasado 7 de octubre de 2023 se inició una nueva y devastadora escalada de violencia en la región de Oriente Próximo, agregando un capítulo más al interminable enfrentamiento entre Israel y las naciones árabes que comenzó con la creación de dicho Estado en 1948, pero que tiene raíces históricas, culturales y religiosas muy profundas y remotas. Esta guerra, que forma parte de un conflicto más profundo, ha demostrado que la hostilidad entre estas naciones parece no tener desenlace.
Desde aquella ofensiva a Israel perpetrada en octubre por el grupo paramilitar con sede en Palestina, Hamás, la contienda se ha extendido más allá de las fronteras de Gaza y ha pasado por diversas etapas en las que se fueron integrando otros actores y territorios, como Hezbollah y el Líbano, generando nuevos frentes de ataque y llegando a puntos muy altos de tensión regional y mundial.
Los bombardeos y proyectiles son moneda corriente en los cielos de Medio Oriente, las innumerables pérdidas humanas y las interminables filas de refugiados ya no son noticia y un alto al fuego parece un destino utópico para esta parte del mundo.
Rusia-Ucrania: a un paso de una nueva guerra mundial
A pocos meses de cumplirse el tercer aniversario de la invasión de Rusia a Ucrania, el enfrentamiento entre estas dos naciones es otra muestra de que el conflicto, puntualmente bélico, sigue vigente en el mundo actual. Esta guerra ha mantenido alerta a todo el mundo por el temor a la intervención de las potencias occidentales en apoyo directo a Ucrania, devolviendo a la comunidad internacional el riesgo de un conflicto nuclear.
Rusia y Ucrania son dos Estados que comparten una historia en común de hace siglos, por lo tanto, la guerra de nuestros días es un evento más en el marco de unas relaciones bilaterales marcadas por esa herencia histórica: desde la independencia de Ucrania luego de la disolución de la Unión Soviética, la relación entre estas naciones estuvo envuelta en fuertes tensiones y conflictos.
Desde el primer día de la ofensiva rusa en territorio ucraniano hasta hoy, la guerra ha atravesado diferentes fases y niveles de tensión, demostrando que una solución en el corto plazo no es demasiado factible. Lo que no ha cambiado en este tiempo es la ambición del Kremlin por controlar a su vecino y demostrar a Occidente, a quien acusa de expandir la OTAN cerca de sus fronteras, que sigue conservando su estatus de potencia.
China, Taiwán y el mar de la China meridional: reclamos territoriales superpuestos
El mar de la China meridional es un espacio estratégico y fundamental para muchos países de la región Asia-Pacífico, especialmente para la República Popular de China, que sigue buscando consolidar su hegemonía regional y su presencia en dichas aguas. Si bien las disputas territoriales en esta parte del globo no han llegado aún a convertirse en enfrentamientos armados, los Estados involucrados no dejan de exhibir su poderío militar para disuadir a sus vecinos en el uso de la fuerza.
El sudeste asiático es uno de los escenarios geopolíticos más activos del mundo, ya que, para los países allí ubicados, las mencionadas aguas tienen un valor fundamental en sus estrategias económicas, comerciales y defensivas, prácticamente porque este territorio marítimo representa un caudal de riqueza natural único y una de las principales rutas comerciales del mundo.
La tensión entre la República Popular de China y Taiwán data de 1949, cuando, durante la guerra civil china, el Partido Comunista vence al Nacionalista y los expulsa del territorio continental para ubicarse en la isla de Formosa, a 160km de distancia. Desde entonces, cada una de las partes reclama ser la auténtica China: mientras que los comunistas exigen a la comunidad internacional considerar a Taipéi como parte del territorio soberano de la República Popular, la isla reclama la legitimidad de su gobierno. Entretanto, ambos territorios, especialmente la China continental, no dejan de provocarse militarmente.
Un mundo…
Fragmentado, peligroso, incierto e inestable: lo que los escenarios conflictivos descritos evidencian es el entorno internacional en el que los Estados conviven. El mundo actual, sin duda alguna, se ha convertido en un verdadero campo de batalla en donde los países buscan a capa y espada defender sus intereses estratégicos.
Así, el sistema internacional se ha encaminado hacia una profunda intensificación de los enfrentamientos entre países, lo que no trajo más que grandes desafíos humanitarios, económicos, comerciales, políticos y diplomáticos. Este escenario subraya la urgente necesidad de buscar el diálogo y la cooperación entre las naciones para redefinir las reglas de juego en el tablero político internacional, lo que no parece ser una tarea demasiado sencilla.
Sin embargo, y dado que hemos estado muy próximos a un conflicto de escala mundial, las grandes potencias siguen conteniendo sus impulsos y aún no se han involucrado directamente en ninguno de los focos de conflicto mencionados (a excepción de Rusia, claro), lo que significa que, de alguna u otra forma, una conflagración mundial sigue ocupando el último lugar en la mente de los líderes políticos mundiales, al menos por ahora.