Elecciones bajo la lupa de la IA: lo que aprendimos, lo que enfrentamos, lo que se viene para las legislativas 2025

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando las campañas políticas, pero la regulación de este fenómeno sigue en debate. Mientras países como Brasil avanzan en su control normativo ante la proliferación de deepfakes y las campañas de desinformación, Argentina enfrenta el ciclo electoral de 2025 con una legislación débil y reacciones tardías. Las experiencias internacionales revelan usos creativos y también riesgos graves, desde activismo digital hasta violencia política. En nuestro país, el uso electoral de IA crece, pero sin certezas ni medidas claras. ¿Qué se debe tener en cuenta de cara a las legislativas nacionales de 2025?

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8/9/20254 min read

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa en la esfera pública plantea desafíos inéditos para las democracias contemporáneas. Su influencia potencial en campañas políticas ha encendido alertas en todo el mundo: desde académicos y empresas tecnológicas hasta actores políticos y organizaciones de la sociedad civil. En Argentina, que transita un año de elecciones legislativas nacionales, el debate sobre su regulación es aún incipiente, mientras los impactos de la IA ya se manifiestan en diversos niveles del proceso electoral. ¿Cuáles son las lecciones, preocupaciones y certezas que se tienen sobre el uso de IA en campaña?

Lecciones del súper ciclo electoral global de 2024

El año 2024 ofreció un laboratorio de escala global para analizar el papel de la IA en contextos electorales. Coincidieron elecciones presidenciales en Estados Unidos, India, comicios municipales en Brasil y las votaciones del Parlamento Europeo, entre otros. Fue la primera ocasión en que sistemas de IA generativa estuvieron disponibles durante una temporada electoral.

Diversos gobiernos y organismos intentaron anticipar sus riesgos, sobre todo frente a la experiencia de Cambridge Analytica. En Brasil, el Tribunal Superior Electoral dispuso en febrero de 2024 una serie de restricciones: prohibición absoluta de los deepfakes, limitaciones al uso de chatbots y avatares en campaña y obligación de etiquetar contenido sintético multimedia, entre otros. Al mismo tiempo, varias empresas tecnológicas establecieron compromisos voluntarios para mitigar usos maliciosos. Se comprometieron a identificar contenido electoral engañoso, mejorar la transparencia de sus políticas de IA y educar a los usuarios sobre el contenido electoral hecho por IA, entre otras cuestiones.

A pesar de las preocupaciones de los principales actores, los resultados desafiaron algunas predicciones apocalípticas. Lejos de un despliegue masivo orientado a desinformar y manipular, el uso de IA también mostró usos positivos. En específico, sirvió para reducir costos comunicacionales y ampliar el alcance de las campañas. Por ejemplo, en India se empleó para mitigar los costos de comunicación en un país tan masivo y multicultural; mientras que en países autoritarios como Bielorrusia o Venezuela, fue adoptada como herramienta de protesta.

No obstante, esto no quiere decir que no hayan habido usos maliciosos y desinformantes de estas tecnologías. En Brasil, se utilizaron deepnudes como violencia política de género, lo que vulneró gravemente los derechos de las candidatas mujeres. En México, se viralizaron videos creados con IA donde una de las candidatas difundía información falsa. En Venezuela, se crearon periódicos falsos de medios internacionales para diseminar propaganda del régimen de Maduro. Los deepfakes siguieron usándose con intenciones de desinformar, así como la técnica de astroturfing (la simulación automatizada de consenso ciudadano). Además, se demostró que las plataformas de IA como Gemini y Copilot entregaron información incorrecta o desactualizada sobre candidaturas.

¿Y la experiencia de Argentina?

Argentina no ha quedado al margen de estas tendencias. En 2023, fue utilizada para generar imágenes que acompañaban las comunicaciones de candidatos como Javier Milei. Otro ejemplo es el del partido Juntos Somos Rio Negro desarrolló su asistente virtual AlbertoBot para aumentar los canales de comunicación entre el candidato a gobernador Alberto Weretilneck y la población.

Ya comenzando el ciclo electoral 2025, las elecciones legislativas de Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvieron un incidente con IA. Este consistió de una serie de videos que circulaban por X (ex Twitter) de Mauricio Macri y Silvia Lospennato: en uno de ellos, el referente Macri anunció que su partido se retiraba de las elecciones. Luego se difundió otro video en donde la misma Lospennato anunciaba su renuncia a participar en las elecciones. La proximidad de estos contenidos al día de votación dificultó su verificación inmediata. Si bien su impacto real fue limitado, dejaron al descubierto una vulnerabilidad institucional: la ausencia de protocolos claros para enfrentar este tipo de eventos.

Entonces… ¿qué esperar?

En octubre emergerá una nueva arena donde analizar el uso de IA en campañas en nuestro país. Hay que tener en cuenta que es poco probable que antes de esa fecha se establezcan regulaciones claras sobre el uso de IA en campañas al estilo de Brasil.

Un conjunto de legisladores peronistas, radicales y libertarios, presentaron un proyecto para regular la difusión de videos hechos por IA en las campañas políticas, llamado “Protección del Régimen Electoral por IA”. Allí se obliga a etiquetar el contenido hecho con IA y eliminarlo en determinadas situaciones, pero todavía no ha avanzado en las cámaras.

Por otro lado, las compañías de tecnología, que para el 2024 habían endurecido sus políticas de control de contenido, bajaron su intensidad frente a los resultados del uso de IA en 2024. Es decir, se han reducido las precauciones que las mismas redes sociales tenían para con el contenido hecho con IA a partir de los compromisos voluntarios. Además, las tecnologías de IA han mejorado su capacidad para crear contenido multimedia audiovisual, siendo cada vez más difícil de detectar. Los audios son particularmente convincentes, y cuesta que el público en general distinga que son hechos por IA.

No obstante, este contexto no tiene porqué ser una señal de alarma. Experiencias anteriores han demostrado que la IA puede ser una herramienta útil de comunicación y acercamiento con los candidatos. Cómo se mencionó, hay usos creativos como los chatbots con información de los políticos y partidos, que permite que los votantes interactúen de forma amena con el contenido político. Además, ayuda a abaratar costos de jingles y contenidos visuales, entre otros, para los partidos más pequeños. Esto les facilita una llegada más amplia y democrática a la ciudadanía.

La campaña legislativa del 2025 será una nueva instancia para observar el despliegue de IA en Argentina. Con marcos legales aún difusos, dependerá de los partidos, los medios, los votantes y el mismo Estado nacional evitar que esta tecnología desborde los límites éticos. La experiencia internacional muestra que regular no implica censurar, sino fortalecer la transparencia y proteger la integridad del proceso electoral.

Por ahora, la realidad de este ciclo electoral está definida por una palabra: incertidumbre.