La CELAC y su apuesta para un desarrollo en conjunto en Latam

En 2010 surgió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un nuevo espacio dedicado a las discusiones sobre el desarrollo y la cooperación entre América Latina y el Caribe. A lo largo del siglo XX, diversos organismos y foros internacionales emergieron con el fin de promover el crecimiento en conjunto, pero se centraron exclusivamente en la cooperación entre Estados de América del Sur. De esta manera, quedaron aisladas las naciones del Caribe, pese a similitudes culturales y a una historia en común, que remonta a los tiempos de las guerras de independencia. La CELAC se creó con el fin de proponer un nuevo rumbo y una mayor integración entre ambas regiones, considerando a sus naciones como parte de un único conjunto, destinado a la cooperación.

INSTITUCIONES Y GOBIERNOPOLÍTICA INTERNACIONAL

Martín Purita

9/21/20254 min read

Durante gran parte del siglo XX, diferentes organizaciones intentaron proponer soluciones y alternativas frente a las dificultades a las cuales se enfrentaba América Latina. Rica en recursos naturales y en fuerzas productivas, la región se hallaba en una condición de desventaja y de dependencia frente a las dos grandes potencias de la Guerra Fría: Estados Unidos y la Unión Soviética. Estos gigantes de la política internacional se vieron enfrentados en diversas regiones del mundo, política y económicamente, y buscaron expandir sus esferas de influencia sin necesariamente promover el desarrollo de ciertas regiones. El potencial de América Latina se vio restringido frente a esta situación, que “forzaba” a los países de nuestra región a alinearse con las grandes potencias y los limitaba en cuanto a la búsqueda de nuevas posibilidades.

En 1948 surgió la CEPAL, organización que buscó contrarrestar la influencia de los grandes poderes en América Latina. Su propuesta se centró en torno a la creación y a la promoción de estrategias que limiten los lazos de dependencia con los países centrales. Siguiendo estos pretextos, la región finalmente podría consolidarse en el marco internacional como un actor con peso propio. La CEPAL es considerada una de las principales precursoras del debate cooperativista latinoamericano, y como un foro de pensamiento esencial que derivó en la creación de organismos como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, establecida en 1960. Este fue el primer intento de crear un mercado común en la región, objetivo que se consolidaría tras el establecimiento de MERCOSUR en 1993.

La integración del Caribe

La creación de un mercado en común excluyente en cuanto a los países del Caribe ignora por completo la cercanía cultural, lingüística e histórica que America del Sur mantiene con los países de aquella región. MERCOSUR, al momento de su concepción, tomó en cuenta sólo a países del Cono Sur debido a sus lazos históricos comerciales, y a una evaluación puramente desde el plano económico que situaba a los países caribeños más cerca del mercado económico norteamericano, y por ende, no considerados como miembros potenciales del MERCOSUR. La realidad sugiere que ciertos países pertenecientes a la organización, como Venezuela, mantienen lazos culturales más fuertes con países de Centroamérica que con miembros como Argentina y Uruguay, subrayando aún más el pasado en común entre las dos regiones y la necesidad de incorporar a esas naciones a la discusión. Si bien países de Centroamérica ya estaban comprometidos con organismos propios como el Mercado Común Centroamericano (MCCA), eso no debería excluir la posibilidad de ingeniar un nuevo proyecto más abarcativo, capaz de eliminar acuerdos y limitaciones anteriores, y que ofrezca nuevas posibilidades de integración a los países centroamericanos. La CELAC, si bien no es más que un foro, pretende discutir estos temas y comenzar a proponer alternativas a futuro.

CELAC

En los últimos años, la CELAC se estableció como un nuevo espacio de pensamiento, y se posicionó como una opción que tiene en consideración la integración entre ambas regiones. El foro surgió en 2010 y en 2011 se celebró su primera cumbre, en Caracas. Está compuesta por los 33 países independientes de ambas regiones. Por ende, incluye a todas los territorios de América del Sur y del Caribe, a excepción de los dominios franceses, neerlandeses y británicos en Centroamérica. En su génesis, fue concebida como un “contrapeso” frente a la creciente influencia de organismos que promueven la cooperación con los países de América del Norte, usualmente pasando por alto a países con mayor cercanía cultural y enfatizando ciertos lazos de dependencia.

En los últimos foros de la CELAC se discutieron temas como el respeto por la soberanía y el principio de no intervención. Esto enfatiza el reconocimiento de la historia en común entre Latinoamérica y el Caribe, regiones que sufrieron intervenciones extranjeras a lo largo de los siglos XIX y XX. Queda en evidencia que el foro repudia los cambios de régimen político y la injerencia de potencias extranjeras en asuntos locales. Otros temas traídos a colación frecuentemente en el foro son la lucha contra el cambio climático y la implementación de políticas públicas, sobre todo durante la pandemia de COVID-19. También, el espacio sirvió como un lugar de mediación entre miembros para resolver disputas bilaterales, y como un organismo capaz de establecer diálogos con otros bloques internacionales como la Unión Europea.

La creciente importancia de CELAC en el siglo XXI

En un mundo cada día más volcado hacia el multipolarismo, es esencial que foros como la CELAC surjan para potenciar e incentivar el desarrollo de una región tan rica como lo es Latinoamérica. El objetivo es que pueda establecerse como un actor de peso en el marco internacional y que pueda romper con las relaciones de dependencia del pasado, que se enfocaron en evitar el despegue de nuestra región. La alineación ideológica con potencias es vista como algo del pasado, que remite a un contexto de guerra fría y que ignora el rumbo orgánico del mundo en el siglo XXI. El rol de los países en este nuevo escenario será determinado en base a la elección de su propio destino, y en base a la cooperación entre países con cercanías culturales y con lazos históricos. Latinoamérica, unida al Caribe, tiene el potencional de establecerse como un jugador de cabecera en el marco internacional, y finalmente capaz de determinar su propio futuro.