La India: un modelo (y un socio estratégico) para la Argentina
India se ha convertido en un actor global de peso, combinando su rica herencia cultural, una diplomacia adaptativa y un crecimiento económico vertiginoso. Este artículo analiza cómo su modelo puede inspirar a Argentina en áreas como innovación tecnológica, comercio y diplomacia internacional. Fortalecer los lazos con India no solo abriría nuevas oportunidades económicas, sino que también proporcionaría a Argentina valiosas lecciones sobre diversificación, modernización y liderazgo global.
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La evolución de la India
La India se ha consolidado como uno de los actores más relevantes en la dinámica global actual y, como tal, su proceso representa un ejemplo para los países en vías de desarrollo que buscan evolucionar.
El legado que representa este país para el Tercer Mundo se basa, principalmente, en tres puntos:
La capacidad de capitalizar la profunda riqueza cultural y espiritual, que proviene de su milenaria civilización y que ha dado origen a religiones como el budismo,
La ejecución de una diplomacia activa y de carácter nacional, que conserva sus rasgos identitarios, pero que a su vez se adapta a los cambios del orden internacional
Una economía en rápida expansión, con una población joven y emprendedora, y un creciente protagonismo en áreas como tecnología, industria y política global.
En definitiva, el proceso llevado a cabo por la India se plantea como un extraordinario modelo a seguir para la Argentina. En este sentido, la India podría establecerse como un socio estratégico, con quien comparte intereses y puede construir objetivos comunes en áreas clave como el comercio, las energías renovables, la tecnología y la agricultura.
Frente al proceso de rápido crecimiento de la India, surgen preguntas fundamentales: ¿Qué factores impulsaron a India a alcanzar este rol internacional destacado? ¿Cuáles son las oportunidades y beneficios potenciales de fortalecer los lazos entre Argentina e India? ¿Qué sectores resultan más prometedores en esta relación? Y, ¿en qué aspectos podría Argentina inspirarse en el modelo indio para recuperar protagonismo en la comunidad internacional?
Capitalización de la historia
Uno de los factores determinantes que posicionan a la India en su rol internacional es, sin dudas, el vasto recorrido histórico de su civilización. Con una historia de más de 5.000 años, la cultura india está compuesta por un vasto tejido de tradiciones, lenguas y religiones. Es el lugar de origen de grandes tradiciones filosóficas y espirituales, entre ellas el hinduismo, el jainismo y el budismo, siendo este último una de las principales religiones del mundo. A través de la difusión del budismo, religión que profesa valores tales como la no violencia, la paz y el respeto, y a su vez, potenciado por el creciente intercambio de conocimiento y valores, la India se posiciona como una potencia moral y cultural.
Asimismo, actualmente, India ha sabido combinar esta herencia cultural con un dinamismo moderno. El cine, la música y la literatura india tienen un alcance global. La influencia de Bollywood y el compromiso de las administraciones indias de difundir su historia a todo el mundo ha extendido esta cultura a millones de personas en todo el planeta. Este recurso, es decir, la estrategia de soft power vinculada a la cultura, ha convertido a este país en una referencia de identidad y diversidad cultural, promoviendo valores de paz, tolerancia y espiritualidad.
La diplomacia y el liderazgo en el sur global
Otro recurso que posiciona a la India en un destacado lugar de la escena internacional se basa en el asertivo desarrollo de su diplomacia. India ha consolidado su liderazgo a partir de la bandera adoptada como “ave fénix” del Sur Global.
Mediante una política exterior que combina principios lineales, como lo son la autonomía estratégica, el no alineamiento y la defensa del multilateralismo, con una diplomacia adaptativa que se amolda a los cambios en la dinámica global, India se presenta como referente frente a los países del Tercer Mundo que intentan formular una política exterior de carácter nacional pero no combativa, que fomente un orden mundial más equitativo y colaborativo.
El auge de la economía
India se ha consolidado como una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo y, según las predicciones, este país será en 2050 la segunda superpotencia económica mundial, por arriba de los Estados Unidos y por debajo de China. En el último lustro, ha mantenido una tasa de crecimiento promedio superior al 6%, y se espera que siga en esta trayectoria ascendente, impulsada por su mercado interno, la digitalización y la inversión en infraestructura. India ha logrado aprovechar su demografía joven y ha trabajado en la expansión de la educación y el emprendimiento, generando así un contexto favorable para la innovación. Esto ha convertido al país en un centro de inversión atractivo para empresas internacionales, que buscan acceder a un mercado en constante expansión y con una demanda de consumo en alza.
En este sentido, el auge del sector de la innovación tecnológica ha sido una pieza clave, liderando la transformación digital y consolidándose como un centro neurálgico de innovación. Ciudades como Bangalore y Hyderabad son reconocidas internacionalmente como "Silicon Valley de Asia". Esta posición ha sido posible gracias a políticas que han fomentado el desarrollo de la industria tecnológica, la inversión en educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y el apoyo a empresas emergentes.
De la diplomacia a la innovación: Lecciones de India para el desarrollo de Argentina
Como hemos esbozado a lo largo de este artículo, la India se ha consolidado como un actor global clave gracias a tres puntos fundamentales. Recapitulemos: la capitalización de su rica herencia cultural que la posicionan en un lugar de prestigio moral destacado; el desarrollo una diplomacia basada en los intereses nacionales, pero que al mismo tiempo guarde relación con la evolución de las relaciones internacionales; y, por último, un rápido crecimiento económico, sostenido a partir del compromiso de los trabajadores indios en conjunción con la importancia de la inversión en innovación.
Todo esto, sumado a su gran protagonismo en el comercio exterior argentino, la convierte en un socio estratégico ideal para nuestro país. Eventualmente, podríamos imaginar una política bilateral donde compartir objetivos comunes en comercio, tecnología, energía renovable y agricultura. Asimismo, aprovechar esta relación permitirá a Argentina aprender de la experiencia india en innovación, diversificación económica y diplomacia internacional. Así, el fortalecimiento de los lazos entre India y Argentina podría no solo beneficiar a ambas naciones en el presente, sino también sentar las bases para un desarrollo sostenido y una colaboración fructífera en el futuro.