La Inteligencia artificial como herramienta en los procesos electorales: riesgos y beneficios asociados a su uso
¿Hasta qué punto estamos preparados para que la inteligencia artificial se integre en los procesos electorales? La IA promete optimizar campañas, mejorar la eficiencia administrativa y redefinir la interacción con los votantes. Pero detrás de esa promesa, surgen preguntas ineludibles: ¿qué sucede con la privacidad de los datos?, ¿cómo aseguramos la seguridad en un entorno digital cada vez más complejo?, ¿y qué tan sutilmente puede influir en la toma de decisiones electorales? A medida que miramos ejemplos internacionales, se hace evidente la necesidad de un equilibrio: aprovechar el potencial de la IA sin perder de vista los desafíos que plantea para la integridad democrática.
IA, INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍADESTACADOSACTUALIDAD Y POLÍTICA


IA y procesos electorales
La democratización de los usos de la Inteligencia Artificial (desde ahora IA) generativa vino a plantear nuevos interrogantes, cuyas respuestas aún son provisorias. En el ámbito electoral puede ser analizada en términos de beneficios como desafíos. Por un lado, la IA permite nuevas herramientas para llegar a distintos segmentos del electorado y analizar grandes volúmenes de datos, ya sea durante campañas o en la automatización de los procesos administrativos. Sin embargo, por otro lado, la proliferación de noticias falsas y creación de deepfakes plantea dificultades significativas que pueden afectar negativamente la confianza ciudadana en la política.
¿Qué beneficios puede traer la inteligencia artificial a la gestión del registro electoral?
En primer lugar, es importante considerar los beneficios claros que la IA puede aportar a la gestión del registro electoral:
Optimización del padrón electoral: la IA permite cruzar datos de manera eficiente para evitar registros duplicados y detectar posibles homónimos, lo que garantiza la integridad del padrón electoral desde el inicio del proceso.
Rendiciones de cuentas más rigurosas: La capacidad de esta nueva tecnología facilita la verificación automática de los gastos de campaña, posibilitando controles más estrictos y transparentes respecto a la rendición de cuentas en los gastos electorales.
Detección de anomalías en la participación electoral: permite identificar irregularidades y correlaciones entre datos que podrían impactar negativamente en los resultados, evitando así que datos erróneos afecten el proceso. Este beneficio cobra particular importancia en localidades pequeñas, donde ciertas inconsistencias podrían marcar la diferencia en el resultado final.
Los desafíos de la sociedad entre la IA y las campañas electorales
En el terreno de las campañas electorales, la IA ofrece herramientas que permiten segmentar el electorado en el escenario digital, identificando sus inclinaciones y comportamientos de manera más precisa. Lo cual, resulta fundamental para diseñar estrategias adaptadas a sus intereses. Un ejemplo claro es el de las campañas presidenciales de Estados Unidos de 2016 y 2020, así como la actual contienda de 2024. Sin embargo, la otra cara de esta experiencia refiere a la incorporación de deepfakes como recurso, las cuales profundizan aún más los problemas aparejados a la desinformación que observamos con la proliferación de las fake news.
Decimos que profundizan el problema debido a que al tratarse de videos que parecen reales, los mismos logran persuadir a parte del electorado. Esto genera desinformación y corre nuevamente los límites éticos en las campañas electorales. Y, en tal sentido, conlleva nuevos desafíos para la gobernanza electoral.
Este escenario habilita la pregunta respecto al riesgo que supone la implementación de estos mecanismos, los cuales pueden generar nuevas fracturas en el lazo entre representantes y representados y, en mayor medida, socavar la confianza de la ciudadanía en la política.
¿Cómo debería ser la estrategia de adopción de la IA en procesos electorales?
Frente a esta realidad, se vuelve de primera necesidad fortalecer las acciones en tres frentes clave: la transformación digital de los gobiernos para asegurar procesos más transparentes, la alfabetización digital de la población y la necesidad de una regulación efectiva.
Transformación digital de los gobiernos
La transformación digital de los gobiernos puede ser un catalizador para procesos electorales más transparentes y eficientes. En tanto, incorporar IA en la administración pública no solo optimiza la gestión del registro electoral, sino que a su vez mejora la rendición de cuentas y, en tal sentido, posibilita que los recursos empleados en las campañas sean monitoreados con mayor rigurosidad. Lo cual, en cierta medida, permite reducir las posibilidades de fraude o mala gestión en las elecciones, reforzando así la confianza en las instituciones electorales.
Alfabetización digital de la población
En paralelo, la alfabetización digital se vuelve imprescindible para formar ciudadanos informados y críticos en un entorno público digital cada vez más complejo. Donde, los electores deben desarrollar capacidades para identificar herramientas como deepfakes y otros mecanismos de desinformación que proliferan en tiempos electorales. Lo cual, no sólo contribuye a combatir la desinformación, sino que al formar ciudadanos más autónomos y críticos, ayuda a contrarrestar la pérdida de confianza ciudadana en la política.
La necesidad de una regulación efectiva en IA
Finalmente, la implementación de una regulación efectiva sobre el uso de la IA es indispensable para mitigar los riesgos que estas tecnologías pueden traer. A nivel internacional, cabe mencionar pasos importantes. En marzo de este año, la ONU adoptó una resolución para promover sistemas de IA seguros y confiables. De igual manera, el Consejo de la Unión Europea aprobó la Ley de Inteligencia Artificial, que comenzará a regir en 2026, buscando armonizar las normas sobre IA y clasificar los sistemas según su nivel de riesgo.
Conclusión
En síntesis, los desafíos en materia de gobernanza electoral son amplios, pero sin dudas también lo son las oportunidades que brinda la inteligencia artificial (IA). Si se utilizan de manera eficiente y se sortean los riesgos asociados con estas nuevas tecnologías, la IA puede contribuir significativamente a mejorar la calidad y estabilidad de los procesos electorales. Al permitir elecciones más transparentes, se otorga mayor autonomía al electorado. Del mismo modo, la alfabetización digital juega un papel crucial al momento de formar ciudadanos críticos, fortaleciendo así la confianza ciudadana en la política y fomentando una participación electoral más informada y activa.