La inteligencia artificial: el nuevo arquitecto de la economía productiva

Los nuevos avances de la Inteligencia Artificial (IA) están generando interrogantes y repercusiones en la actividad económica. El impacto de la IA produce cambios y una reestructuración en el mercado laboral a nivel global. Esta cuestión es primordial para muchos sectores y ocasiona retos para los trabajadores, las empresas y las economías locales.

IA, INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍADESTACADOSECONOMÍA E INDUSTRIA

Ornella Diani

2/14/20254 min read

Los nuevos avances de la Inteligencia Artificial (IA) están generando interrogantes y repercusiones en la actividad económica. El impacto de la IA produce cambios y una reestructuración en el mercado laboral a nivel global. Esta cuestión es primordial para muchos sectores y ocasiona retos para los trabajadores, las empresas y las economías locales.

Efectos en el factor capital (K)

El ascenso de la IA transformó las prioridades de inversión de capital en las empresas. Históricamente, la inversión de capital estaba orientada a la adquisición de recursos tangibles como maquinaria, materias primas. Actualmente, el avance hacia un “cibermundo” desplazó el foco de inversión hacia activos invisibles e intangibles en lo que es el desarrollo de plataformas digitales o de análisis de datos. La transformación de las fuentes de valor en estas nuevas tecnologías de IA genera impactos diversos según el sector y el tamaño de la empresa. Esta dinámica lleva a grupos económicos tecnológicos emergentes a desafiar la estructura productiva tradicional. De esta forma, produce una concentración de capital en gigantes tecnológicos. Según las estadísticas de “The State of AI” de Mckinsey, la fabricación y gestión de riesgos fueron las dos causales principales de la adopción de la IA dentro de la lógica interna de las empresas. En el mediano y largo plazo, el riesgo de concentración crea una ventaja absoluta en las startups tecnológicas y los países más desarrollados para acceder a este tipo de tecnología. Por lo tanto, las PYMES y las economías emergentes quedan en situación de vulnerabilidad para acceder o implementar esta nueva tecnología a su proceso productivo.

Transformaciones en el factor trabajo (L)

La incorporación de la IA en las cadenas de valor genera un efecto dual en el capital humano: por un lado, crea un mecanismo de interacción humana para realizar labores de mayor complejidad (human-in-the-loop) y, por otra parte, conforma procesos de automatización que eliminan los empleos manuales y poco calificados. En esta dirección, no son resultados excluyentes, sino que, suceden en forma simultánea, es decir, constituyen tanto un riesgo como una oportunidad. En este contexto, Acemoglu y Johnson advierten que la destrucción o creación de empleos está sujeta a cómo sea utilizada esta tecnología y en el proceso de toma de decisiones. Es así que, producen un “desplazamiento parcial” de las tareas que antes requerían mano de obra y ahora son asistidas, en forma complementaria, por la tecnología de IA. El estudio del BCE muestra que el 25% de todos los empleos de los países europeos corresponden a actividades expuestas a la automatización excesiva. En el largo plazo, la IA profundiza las desigualdades sectoriales y regionales porque conforma una polarización del mercado laboral donde coexisten los trabajos altamente calificados y en contraste, los trabajos manuales de baja calificación. De esta forma, agudiza la brecha regional: las zonas urbanas disponen de mayores recursos para implementar esta tecnología mientras que, las áreas menos desarrolladas (o rurales) tienen menores posibilidades de inserción en el modelo tecnológico actual.

La productividad en tiempos de convergencia tecnológica

En un principio, la IA promete traer mayor productividad en la optimización de procesos, reducción de errores y aceleración en los procesos de toma de decisiones. En el corto plazo, este efecto es palpable en aquellas compañías que poseen mayor adaptación tecnológica. La enorme capacidad de influencia de la IA en diferentes sectores provoca el aumento de productividad de todos los factores económicos a través de diferentes medios. En el largo plazo, las empresas tendrán la tarea de adquirir mayor capacidad de adaptación y de reinsertar a la IA a sus cadenas de valor en los diferentes niveles productivos. No es menester que, la productividad pueda verse afectada por obstáculos diversos que influyen en el resultado final.

Estrategias empresariales en un contexto de nuevas tecnologías

Frente a la revolución de la IA, las empresas enfrentan un nuevo panorama productivo que los lleva a adoptar estrategias que maximicen sus beneficios, mejoren su productividad y mitiguen los efectos de su implementación en la cadena productiva. En primer lugar, las grandes empresas invierten en capacitación de sus empleados en pos de adaptar sus habilidades a las tecnologías emergentes y de esta forma, sean más productivos. En segunda medida, las firmas rediseñan sus procesos productivos hacia una integración dual con la nueva tecnología donde determinados eslabones del sector productivos son automatizados a través de la auto repetición de procesos. En tercer lugar, las grandes compañías establecen alianzas estratégicas con startups tecnológicas para acceder a las innovaciones en forma rápida y a un menor costo. De esta forma, sustrae el conocimiento externo y amplía la colaboración tecnológica.

Una mirada hacia el futuro

El proceso productivo nunca es inamovible, sino que, implica inexorablemente la destrucción de estructuras anteriores para dar lugar a otras. Las profundas transformaciones de los factores productivos está instaurando retos, pero también, oportunidades para la reinvención de un mercado laboral más proactivo y dinámico frente a la irrupción de las nuevas tecnologías. En palabras de Schumpeter, la competencia está dada por la capacidad que poseen las empresas para comandar una nueva decisión de coste o de calidad que redefina el mercado.