Un nuevo Plan Nuclear para la Argentina

El pasado 10 de diciembre, el presidente Javier Milei protagonizó una cadena nacional en el aniversario del inicio de su gestión. Acompañado por los ministros de su gabinete, llevó a cabo un relevamiento de los logros alcanzados así como anunció nuevas metas para el resto del período. Entre ellas destacó el lanzamiento de un Plan Nuclear diseñado para revalorizar los reactores ya existentes y atraer las inversiones de las principales empresas de tecnología del mundo, prometiendo crear nuevos puestos de trabajo y potenciar la economía.

IA, INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍADESTACADOS

Sofía Giangiobbe Arnus

2/10/20254 min read

El pasado 10 de diciembre, el presidente Javier Milei protagonizó una cadena nacional en el aniversario del inicio de su gestión. Acompañado por los ministros de su gabinete, llevó a cabo un relevamiento de los logros alcanzados así como anunció nuevas metas para el resto del período, entre las que destacó el lanzamiento de un Plan Nuclear diseñado para revalorizar los reactores ya existentes y atraer las inversiones de las principales empresas de tecnología del mundo, prometiendo crear nuevos puestos de trabajo y potenciar la economía.

¿Por qué? Porque estas compañías han descubierto que necesitan mayores recursos energéticos para abastecer los centros de datos que dan vida a la Inteligencia Artificial. Esta necesidad responde a la demanda energética de una fase específica del funcionamiento de la IA: la de inferencia, aquella en la que el sistema utiliza la información que ha incorporado previamente para responder a consultas (como es el caso de IAs como Chat GPT) y a su vez aprender nuevos datos. Esta fase consume, tomando por ejemplo a Chat GPT, más de 500 MWh por día cuando la primera fase, la de entrenamiento, tomó en su totalidad un estimado de 1.287 MWh (de Vries, 2023). Esta realidad supone un desafío para las big tech con proyectos de IA en curso, causando que una empresa como Microsoft firmase un acuerdo con la empresa Constellation en septiembre pasado para comprar la totalidad de la energía que produjeran los reactores ubicados en la central de Three Mile Island por los próximos 20 años, un sitio recordado por ser el escenario de un terrible accidente nuclear en 1979.

A la necesidad de aumentar los recursos energéticos se suma la de hacerlo de forma sostenible (o sea, evitando la emisión de gases de efecto invernadero), y la energía nuclear se erige como una opción “limpia” y continua frente a las intermitencias de otras opciones amigables con el ambiente, como la energía solar o hídrica. Este resurgir nuclear, sin embargo, genera preocupación en grupos ambientalistas en tanto las centrales pueden suponer el riesgo de accidentes nucleares. Además, supone costosas inversiones y la necesidad de subvenciones estatales para acelerar el lento proceso que supone la reactivación de reactores o la construcción de nuevos: volviendo al caso de Three Mile Island, la planta no entraría en funcionamiento hasta el 2028. Es en este escenario que cobran protagonismo varios proyectos de reactores modulares (conocidos como SMR en el mundo, Small Modular Reactor), los cuales son más pequeños que sus contrapartes tradicionales y, por ende, más rápidos y baratos de producir. Además, debido a su tamaño, son más fáciles de transportar y algunos modelos incluso pueden instalarse en el propio edificio al que van a abastecer, dándole la oportunidad a las big tech de ampliar terreno y establecer centros de datos en lugares lejanos.

Reactores made in Argentina

Volvamos al anuncio del Plan Nuclear en la última cadena nacional. Diez días después, el 20 de diciembre, el presidente Milei protagonizó un nuevo comunicado oficial acompañado del jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel, así como del actual Director General del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), Rafael Grossi. Reidel destacó el carácter 100% nacional de la producción de los reactores modulares que proyecta la Argentina y reconoció el capital humano capacitado con el que cuenta el país para llevar a cabo el Plan Nuclear. El punto central del mismo es, obviamente, el desarrollo de reactores nucleares modulares en el predio del Complejo Nuclear Atucha, ubicado en la localidad bonaerense de Lima y en el cual se hallan los reactores tradicionales Atucha I y II.

Sin embargo, en ese mismo predio ya se viene construyendo desde 2014 un reactor modular nacional: el CAREM. El proyecto es uno de los pioneros mundiales en el rubro de los reactores modulares, y en la actualidad la obra se encuentra completada al 85%. Sin embargo, el financiamiento necesario para finalizarlo ha sido congelado durante la corriente gestión, lo que ha generado confusión para quienes se dedican a la energía nuclear en el país. Hace unos días el presidente de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica), Guido Lavalle, anunciaba el cese de la construcción del CAREM y revelaba el cambio de rumbo de la CNEA hacia la investigación y desarrollo de otros modelos de reactores modulares más convenientes para la demanda actual. El organismo ahora entiende al CAREM como un proyecto “de aprendizaje” para nuevos y mejores reactores que podrían permitirle a la Argentina convertirse en un hub energético para las grandes empresas tecnológicas, atrayendo no solo cuantiosas inversiones en sectores de I+D para los proyectos nucleares, sino también para potenciar el desarrollo de regiones del país sin aprovechar llevando reactores modulares que mejoren la oferta energética del país en general y cuyo funcionamiento también genere puestos de trabajo. Es en este último punto que cobran especial importancia las provincias patagónicas: los lugares fríos son ideales para el establecimiento de bases de datos de IA, ya que estas alcanzan altas temperaturas debido a su funcionamiento constante.

La iniciativa supone en resumen una oportunidad prometedora para no solo desarrollar aún más el interior del país, sino también para transformar a la Argentina en un país líder en producción y exportación de reactores modulares, sobre los cuales ya tiene experiencia. Sin embargo, su éxito dependerá de la articulación de políticas públicas entre la CNEA y el gobierno nacional para no caer en la desindustrialización nuclear en pos de perseguir la competitividad en el emergente mercado de reactores modulares.