X como canal gubernamental: ¿nueva arena de comunicación entre presidencia y ciudadanos?

El gobierno argentino ha dejado de ver las redes sociales como un simple canal complementario y las ha convertido en el escenario principal de su comunicación política. La plataforma X, antes Twitter, es ahora el espacio donde se anticipan decisiones oficiales, se construyen narrativas y se define quién accede —y quién queda afuera— del flujo inmediato de información estatal. Este análisis examina cómo la informalidad digital reconfigura las relaciones entre el poder y la ciudadanía, desplazando los límites tradicionales entre lo institucional y lo personal en la política argentina.

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Sofía Villa Segovia

5/7/20254 min read

El pasado 11 de abril se anunciaba a través de la red social X (anteriormente Twitter) en el perfil del BCRA, el levantamiento del cepo cambiario, es decir, el fin del límite para la compra de dólares. Este hecho, lejos de ser una anomalía, constituye la cristalización de un inquietante patrón en la actual administración: el Boletín Oficial, instrumento jurídico por excelencia para la comunicación de las decisiones estatales, ha quedado relegado a un destino de confirmación tardía de lo ya anunciado en las redes sociales.

Las plataformas digitales —principalmente X— han ganado terreno en el área de mecanismos institucionales de comunicación gubernamental. En lo que va del año, Manuel Adorni (vocero presidencial), ha realizado 25 anuncios de medidas gubernamentales cruciales a través de su cuenta personal antes de que estas fueran oficializadas mediante el Boletín Oficial. La característica firma "Fin." con la que el vocero concluye sus comunicados o tuits y la forma en la que el gobierno utiliza estratégicamente hashtags, se han convertido en la marca personal de una nueva forma de concebir la comunicación política en Argentina.

La migración de la institucionalidad comunicativa

La digitalización de la política no es ciertamente un fenómeno reciente. Sin embargo, lo que presenciamos actualmente trasciende la adaptación gubernamental a nuevos canales comunicativos para adentrarse en territorios de profunda transformación institucional. La especialista en estos temas, Natalia Aruguete, plantea que las plataformas como X no funcionan como canales neutrales, sino como espacios que reconfiguran radicalmente las lógicas del poder y la legitimidad discursiva; idea con la cual podemos realizar una lectura de la actual migración de la comunicación gubernamental argentina hacia estas plataformas.

No estamos frente a un simple cambio de escenario, sino, a un nueva forma de entender y construir la relación Estado-ciudadanía, donde la inmediatez desplaza a la formalidad, la personalización eclipsa a la institucionalidad, y la confrontación sustituye al diálogo pluralista. En este nuevo paradigma, la validación de la información ya no depende de su sustento institucional sino de su capacidad para generar adhesión emocional inmediata.

El fenómeno Adorni: la institucionalización de lo informal

Manuel Adorni, vocero presidencial, se ha erigido en una suerte de oráculo digital del gobierno. Su cuenta en X, con más de 900 mil seguidores, opera como un canal paradiplomático donde se adelantan decisiones de Estado que afectan la vida de millones de argentinos. El análisis de sus comunicaciones revela que, en lo que va del año, ha anunciado 25 medidas gubernamentales significativas a través de su perfil personal antes de que estas fueran formalizadas en el Boletín Oficial.

El 23 de febrero de 2025, Adorni anunció a través de su cuenta de X la transformación de Yacimiento Carbonífero de Río Turbio en Sociedad Anónima. En su tuit, el vocero comunicaba: "El Presidente de la Nación ha firmado el decreto que transforma la empresa Yacimiento Carbonífero de Río Turbio en una Sociedad Anónima. Nada de lo que no deba ser estatal permanecerá en manos del Estado. Que tengan todos un gran inicio de semana. Fin." Esta medida, con profundas implicaciones económicas y laborales para una región entera, fue comunicada a través de un mensaje informal que alcanzó 1 millón de visualizaciones antes de su publicación formal en el Boletín Oficial.

Esta inversión del proceso comunicativo gubernamental no es inocua, sino que está cargada de simbolismos y lealtades políticas. Forma parte de una estrategia que privilegia a determinados sectores de la ciudadanía —aquellos con acceso y hábito de uso de X—. Esto se traduce en el detrimento de vastos segmentos poblacionales que quedan parcialmente excluidos del acceso inmediato a información crítica sobre políticas que afectarán directamente sus vidas.

La ficción del diálogo digital: funcionarios tras la pantalla

Otro aspecto distintivo del actual gobierno es la participación ostensible de altos funcionarios en conversaciones directas con usuarios de X. El presidente y varios de sus ministros responden regularmente a comentarios, críticas y consultas en la plataforma, proyectando una imagen de horizontalidad comunicativa que, a simple vista podría considerarse una forma favorable a la democratización de la comunicación gubernamental y un estrechamiento de las distancias entre gobernantes y gobernados. Sin embargo, si analizamos estos hechos en conjunto, podemos encontrar una estrategia de comunicación preferencial con quienes simpatizan ideológicamente y son heavy users de X.

Un análisis detallado de estas interacciones muestra patrones preocupantes: predomina el intercambio con usuarios ideológicamente afines, se evitan sistemáticamente las críticas sustantivas, y se privilegian las respuestas a comentarios laudatorios o a cuestionamientos fácilmente rebatibles. Lejos de representar un genuino ejercicio de rendición de cuentas, estas prácticas configuran una escenificación digital del diálogo que, paradójicamente, obstaculiza el debate público substantivo. Este enfoque le permite al gobierno mantener cierta presencia y rendición de cuentas directa con sus electores, logrando en ellos un sentimiento de pertenencia a la administración, lo cual, tiende a reforzar la polarización entre adeptos y no adeptos.

La actual hibridación entre la forma de comunicación gubernamental tradicional y los canales informales como lo son las redes sociales, más allá de ser parte de un proceso de adaptación a las nuevas tecnologías, constituye una estrategia y punto clave del gobierno actual. El uso frecuente de hashtags para instalar tendencias que surgen en lo digital y se debaten en los medios tradicionales es fundamental en esta estrategia. A su vez, el discurso planificado bajo una lógica de "clipeo" —donde se piensan frases con potencial de viralización, compatibles con los videos cortos en redes sociales— refuerza esta dinámica. Esto sumado a otras decisiones como la contratación formal en planta gubernamental de funcionarios sin trayectoria política pero con amplio capital digital (principalmente usuarios frecuentes de X y personas con gran cantidad de seguidores), es decir, con un público propio significativo forma parte de este enfoque estratégico, resultan en basamentos de la estrategia de comunicación gubernamental actual.